Grata fue mi sorpresa cuando me dijeron: "Entra a la página del Indio Emergente, hay que ir a Puebla a ver a Passion Pit". No estaba enterado, en parte porque ya había tenido mi dosis de festivales este año con el Corona Capital 2012 y, por otra parte, porque me acababa de enterar que Fiona Apple nos la había aplicado cancelando su visita a México porque su perro estaba enfermo. Obvio no sabía qué onda, confundido navegué por el sitio y me cayó el primer 20: son tres días concisos de buenos grupos. El segundo 20: las tres locaciones (Guadalajara, Puebla y Querétaro (en orden alfabético para que nadie se enoje)), eran simultáneas el mismo fin de semana. El tercer 20: tenía que ir, mínimo, a ver a Passion Pit.
Ana Tijoux deleitándonos con sus versos
Resultó que unas amigas ya estaban organizando para ir a ver todo el festival a Puebla, yo estaba un poco gastado y me junté con otras amigas que sólo querían ver a Passion Pit en la misma sede, pero el destino me jugó chueco y pronto me vi obligado a hacer un plan B. Éste fue muy sencillo, iría a ver a Passion Pit a Querétaro el domingo y así podíamos ir desde temparno a visitar el centro de Querétaro y en la tarde noche: a rockear.
Dan Deacon, revelación de la noche
Todo estuvo muy bien en la carretera, comimos carnitas y nos paseamos por Querétaro (que ya conocíamos), pero nunca está de más volver a visitar para disfrutar de la tranquilidad del centro que brindan las ciudades que no están tan sobrepobladas como el DF. Después de un agüita, un helado y varias vueltas por las plazas, nos fuimos a la locación del concierto: El Marqués Ski & Polo Club. Hacia las afueras de la ciudad, este sitio presentaba un gran estacionamiento y explanadas de polo que se prestaban para instalar un escenario modesto, pero no pequeño. Al llegar (muy temprano), estuvimos revisando los detalles de la organización. Hay una estructura rara de seguro se vieron creativos, órale unas esculturas con cajas de madera, qué buena onda puedes pintar tu playera, ahí venden pizza y chelas, venden tragos fuertes por no vienes exclusivamente a rockear, también venden dulcecitos paletas chicles chocolates y golosinas a un precio de festival, acá hay unas llantas de tractor para instalarse, está haciendo frío, ¿crees que se llene?, etc., etc.
The Band Of Skulls rockeando duro
Ya entrados en el rock, todo estuvo muy bien, sólo hubo dos detalles de audio que fueron corregidos inmediatamente (toma eso Corona Capital). Y disfrutamos mucho, prácticamente hasta delante, a Pato Watson preparandos nuestro huesito festivalero desde temprano; a Ana Tijoux que, mientras nosotros esperábamos por Passion Pit, ella esperaba, y nos dio un show muy íntimo; Dan Deacon (que apenas me entero que no figuró en el cartel de Puebla ni de Guadalajara), que ofreció un show surrealista hablándonos en inglés y disculpándose por no saber español (culpando a su imperialista gobierno (tranquilos Ches)) y con música hecha con unas consolas, luces propias y una calavera con parpadeante luz verde que nos puso locos; The Band Of Skulls que prendieron bastante y que me dejaron un gran sabor de boca ya que no había tenido el gusto y salí convertido en fan (y enamorado de la bajista Emma Richardson); y por último: Passion Pit.
Passion Pit a todo dar
Tenía muchas ganas de ver en vivo a Passion Pit que no conocía visualmente y que me gustó mucho. Grandes canciones y una ejecución fiel a las grabaciones sin dejar de lado el trabajo en vivo que hacen. El amigo con el que fui me estuvo contando de los avatares que ha tenido el grupo con los problemas de estrés de Angelakos y de su bipolaridad (de la que reclama que no es algo para causar sensación sino una de las enfermedades más terribles que alguien puede enfrentar, así que no habla de ello). Aún así, las canciones del grupo son realmente apasionadas, te conminan a bailar y saltar, sus letras y ritmos pegajosos se clavan en la memoria. (No está de más decir que ya salidos del festival seguimos tarareando Little Secrets). Su presentación fue muy buena y creo que el público respondió muy bien a este grupo de Cambridge, Massachusetts.
Sintiéndonos como en video de Little Secrets
Ahora, haciendo un poquito de política. Qué gran festival nos presentó Indio. Tenía, obligadamente, que compararlo con el Corona Capital. Me pareció que la organización lució mucho más porque fueron conciertos para menos gente. El sonido me pareció impecable (en el Corona, si estás en los repetidores no oyes bien y si estás hasta adelante sólo escuchas el sonido de sala). Además el hecho de que se realizara fuera del DF permitió mover dinero en otros lados, eso es una cosa muy buena, particularmente si estamos hartos de la centralización del DF y de la sobrepoblación de éste. Además, en mi percepción, personas cercanas a Querétaro viajaron al festival (León, Celaya, Guanajuato, San Luis Potosí), lo que hizo una convivencia más agradable y tranquila; me sorprendió gratamente que las chicas que se subieron en los hombros de sus acompañantes no fueran acribilladas con vasos de cerveza ni monedazos ni ningún tipo de proyectil. Ya quiero que sea el próximo año para asistir los tres días de festival y, en una de esas, hacer el tour extremo de visitar las tres ciudades en los tres días para ver a las tres alineaciones.
Pd.- Me quedé con ganas de ver a Feist y a Kate Nash, pero no todo se puede en la vida.